14 de febrero de 2011

Ley antitabaco: Consecuencias cañí II (otra vé)

Y luego decimos que estamos como estamos...

No es para menos viendo, una vez más prácticas abusivas en el día a día para sacar dinero al personal. Hoy toca discotecas, en concreto las que cobran a alguien que haya salido fuera a fumar y vuelva dentro. Se ve que no han tardado en encontrar un agujero por el que meter la zarpa para sacar más dinero, y es consecuencia (cañí, cómo no) de la ley antitabaco.

El asunto es tan simple como que si sales de una discoteca para fumar (está prohibido dentro, aunque a estas alturas eso es como decir que el agua moja), al entrar te puedes encontrar con que te vuelven a cobrar la entrada. Con un par. Vaya por delante que lo de las discotecas ya me parece un abuso y que hay que tener ganas para pagar lo que te piden a la entrada para meterte en semejante sitio. Será que me he hecho viejo, pero cuando estuve en Salou y veía cómo la gente pagaba alegremente 15 eurazos por un cubata de garrafón mientras te metían Bisbal yo tenía claro que prefería irme a cualquier otro sitio. A la mierda incluso, porque me saldría más barato y todo (y te joden vivo menos). Pero volvamos al tema...

FACUA lo ha denunciado y las quejas sobre el tema siguen aumentando, pero lo más cojonudo de todo, como siempre, son las explicaciones que dan los bandidos de turno. Según las discotecas no es que te cobren una entrada, es que te cobran el coste de la identificación para que puedas volver a entrar una vez que sales. El sello que te ponen, vaya. O una tarjeta. Lo que sea. El caso es que este argumento a la desesperada para intentar tapar esta barrabasada no se sostiene, porque las discotecas tienen que darte esa identificación desde la primera vez que entres al local, que para algo estás pagando la entrada. Después está el argumento principal de FACUA, que dice que no se puede cobrar a alguien por nada. Suena contundente, y vaya que si lo es. Las discotecas no te ofrecen nada más pero te están cobrando. Gran putada, pero por desgracia la práctica está muy extendida, y sus principales heraldos de la destrucción (toma épica) son las operadoras. Y ése es otro tema del que se puede hablar largo y tendido y acuclillado.

Lo bueno del asunto es que alguien se está moviendo para detener este abuso. Lo malo es que la realidad nos demuestra que parece que nos puede la picaresca, la marrullería y el trinque. Mientras yo saque pasta, que les jodan a los demás.

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